Los créditos de carbono son más adecuados para la especulación minorista que las criptomonedas: representan un commodity reconocido globalmente, con un evidente valor intrínseco.
El cambio climático es el desafío que define la era para una nueva generación de inversionistas que buscan más que un rendimiento financiero y que quieren generar un impacto social y ambiental.
El propósito de los créditos de carbono es dirigir recursos financieros a proyectos ambientales que eliminan los gases de efecto invernadero de la atmósfera. Lanzar tokens accesibles a nivel mundial en una blockchain pública es una forma muy natural de amplificar ese esfuerzo.
Verra y otras agencias de estándares de reducción de emisiones ya han participado en ventas acreditadas de créditos de carbono a consumidores, como créditos para regalos de Navidad.
Sin duda, este es el momento adecuado para la innovación en activos ambientales. Es muy significativo, por ejemplo, que reguladores como la Comisión de Comercio de Commodities y Futuros (CFTC, en ingles, Commodities and Futures Trading Commission) en los Estados Unidos, se hayan dado cuenta de los crecientes riesgos que plantea el cambio climático para el sistema financiero. La CFTC también está pidiendo un precio global de carbono que sea lo suficientemente alto como para cumplir con los objetivos de temperatura mundial del Acuerdo de París.